Don A. moría de cáncer.
Tal era la necesidad del escenario -puesto a que no solo el paciente sufre, los parientes también- que entre el averiguar de boca a boca y otros dimes y diretes, mi tía llegó a dar con una técnica no muy reconocida en el ámbito cancerígeno médico. Vaya... al decir no muy reconocida se aclara que no es muy bien vista por muchas escuelas tradicionales en esta área.
¿Cómo es que el veneno cura?
Sin tener mucho conocimiento al respecto -porque no es el tema que se quiere tratar- admito que al momento rodé los ojos mentalmente ante la posibilidad. Mi tía estaba frente a mi, sentada con una taza de capuchino que le temblaba en la mano. No hacia ni frío ni calor como para que fueran las razones necesarias ante el despliegue físico que acabo de describir. Y me dirán.. Andrea, ¿Entonces dices que no harías algo semejante por tratar de curar a Renzo si el hubiera estado en esa posición?. Te contestaría que si, que hubiera dado y hecho lo que sea por cambiar muchas cosas; sin embargo, ahora puedo decir que muchas de las que quería cambiar, se pueden quedar así. Solo tomó unos siete años en reconocer y aprender la lección.
Mejor tarde, que nunca.
El auditivamente mitológico nombre de "Escorpión Azul" es propiedad de un animalito muy peculiar que se encuentra en el área del Caribe, principalmente en Cuba. En el país de Martí, existen granjas que se dedican a la creación, crecimiento y producción de este peligroso milagro ya que el veneno de Escorpión Azul sirve como ingrediente principal para un novedoso tratamiento anti cancerígeno. Y casi un año después, Don A. descansa en paz y con orgullo, sabiendo que su familia hizo de todo para mejorar su calidad de vida mientras habitada en este plano.
Ahora le toca a Don P.
Creo que tardaran siete años más para entender muchas cosas que ahora dan rabia e impotencia, y así como bendecida puede resultar la regla cuando llega y anuncia que no hay embarazo, así de maldito se cuela el cáncer, arrastrándose lentamente por el paso del tiempo hasta que todo el suelo de tu vida quede baboso y mojado por su sneakyness hasta llegar a tu cara y presentarse formalmente.
Soy cáncer. Y te vine a buscar.
A veces el cáncer te lleva sin más preámbulos y sin pasar por GO ni cobrar los $200. Eso sería lo ideal. Pero hay otras veces que el cáncer, luego de cultivarse en un proceso lento, nefasto y clandestino, llega hacia ti, se te encarama arriba, se presenta con voz emotiva, baja y peligrosa... y no te lleva de una vez. Se te queda mirando con una admiración maniática en los ojos porque sabes que luchas contra el, tu familia lucha contigo también.. y el cáncer solo sigue mirándote. Y suspira el muy cabrón, como si estuviera enamorado.
Y en este escenario, no vale veneno de Escorpión Azul proveniente de Cuba. No vale el más puro aceite de Cannabis procedente de Colombia.
Porque sabemos, que cuando abres los ojos al despertar, aunque ya no nos reconozcas, y nos veas, lo primero que te encuentras es a el, con sonrisa empedernida y ojos abiertos como dos platos. Entonces, lentamente pestañeas y vemos como la mirada te cambia. Una derrota silenciosa y enojada por la impotencia. El cuerpo no te responde, y finalmente, tu consciencia tampoco. Es el último escenario de no sabemos cuantos rounds de pelea. Sabemos que no vas a salir de esta. Pero un round es un round, y se sigue peleando hasta que se toque la campana.
Y ahí, cuando la oigas, te llame y caigas, estaremos amortiguando tu descenso con amor reverencial digno de los espartanos que regresaban muertos por batalla. Tu paz será nuestra paz, aunque nuestra versión tenga vida y duelo. Tu voz, será nuestra voz, porque quedaran los recuerdos de tus oraciones.
Tu presencia, será nuestra presencia, porque cuando ya no estés, una nueva fuerza desconocida evitará que falseemos. Y ahí estarás tu. Y no hay veneno de Escorpión Azul, ni aceite de Cannabis que pruebe lo contrario.
Cheers.
Cheers.
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